PORT ELIZABETH ITU PREMIUM AFRICAN CUP

PORT ELIZABETH ITU PREMIUM AFRICAN CUP

PORT ELIZABETH ITU PREMIUM AFRICAN CUP

Corremos. Vaya agonía. -"Venga, apenas 30m y volvemos a nadar"-. El giro para completar la primera vuelta e iniciar los segundos 750m de natación siempre es crucial. Y doloroso. Cambio de posición horizontal en el agua a vertical corriendo sobre la arena. La cabeza se adormece. El corazón se dispara. Volvemos a entrar en el Índico, a luchar contra las olas. He perdido alguna posición, pero sigo en el grupo cabecera. Enfilo la última boya. Hasta siendo algo de frío.

Últimos metros. Surfear las olas será decisivo para tocar la orilla en buena posición. Me dejo arrastrar por su fuerza. Hasta que el alemán Loeschke me embiste. Unos segundos de confusión, apreto fuerte para recuperar mi inercia. Momento crucial, otro más. Correr hacia la transición. Otra vez agonía. Otra vez me siento torpe, más no hay tiempo que perder.

Cinco metros me separan de los primeros hombres. Corro, por la arena primero, por el asfalto seguidamente. Con todas mis ganas. Ahora son siete metros. Llego a la bici, alguien ha tirado mi casco SH+ al suelo. Salto sobre la MASSI, con todas mis ganas. La goma izquierda que sujeta mi zapatilla rompe antes de tiempo. Ahora son 12 los metros que me alejan del vagón de gloria. Conmigo Wolfaardt y Blignaut. No me demuestran mucha fuerza; asumo la responsabilidad. Ahí delante está la carrera. No soy el único que lo sabe, ellos pedalean fuerte. Sincronizados. Y seis pueden más que dos. Un pinchazo echa a Theo de la carrera dejándonos en un dueto.
Viento. Ver que la carrera se escapa entre los dedos,... Toca luchar. Por no hablar de mi rueda. Las marchas saltan cada vez que cambio de desarrollo haciendo peligroso ponerme de pié sobre los pedales. ¿Cuánta fuerza estaré perdiendo con el "baile" de los piñones?... ¡Al menos estoy compitiendo!

Cinco minutos antes de la salida, mi bici yace en boxes sin rueda trasera. El casete de la rueda está suelto y mal colocado. Llevo dos horas buscando una llave. Una hora buscando alguien con una rueda Campy 11,... sin éxito. Y mi EDCO está a varios kms de aquí. Un mecánico se la ha llevado a su casa para arreglarla. Me asegura que llegará a tiempo,... A 5´del pitido inicial, los jueces me mandan a la cámara de llamada. Me aseguran que la rueda está cerca, y en un gesto admirable se ofrecen a colocármela antes del inicio.

Mientras lucho contra el viento y una distancia con el primer grupo que no deja de crecer, me doy cuenta de que mi casete sigue suelto. Pero me siento afortunado, por momentos pensé que no podría ser de la partida. Los 40km de bici tienen una palabra: sufrimiento. Además hace tiempo que Wolfardt se muestra más fuerte que yo. A duras penas le puedo pasar al relevo. Iniciamos la carrera a pié en 7ª y 8ª plaza, a dos minutos de seis hombres que tuvimos tan cerca.

Al menos estoy corriendo. Viernes noche, algo vuelve a dañar a mi estómago. Sudores fríos, escalofríos e innumerables visitas al baño no me dejan pegar ojo en toda la noche. El sábado estoy tan débil que hasta dudo de subirme al avión destino PE. Por mucho que me declaro optimista, no soy capaz de pensar en nada bueno. Llevo semanas sufriendo en Pretoria. Mi cuerpo no se adapta al déficit de oxígeno. Un virus estomacal ya me había tenido ko durante diez días. Semanas de luchar contracorriente.

Pero estos últimos 10km pueden ser el momento de dejar atrás malos pensamientos. Cada segmento es una prueba superada. Me pego a Wolfaardt. Enorme corredor. Soy su sombra, al menos hasta la primera vuelta, me digo. Cumplo. Tanto que me animo a darle un relevo. Mi pecho no se queja. Mis piernas me regalan zancadas cortas y alegres. Erod jalea en mi cuello. Luego un poco más rezagado. Más tarde ya ni lo oigo. Estoy volando. Disfrutando.

El tercer giro siempre es más lento. No hoy. Sigo mirando hacia delante. Un halo de adrenalina me silencia cualquier sufrimiento. Últimos 2km. Veo a mis presas. Henri Schoeman es el primero. Soy 6º. Pero quiero más. Wikus Weber también lee mi nombre en mi espalda. Solo 400m. ¡Más! Mehdi Essadiq, respiro unos segundos a su estela y ataco con lo que me queda. Disfrutando, reconfortado tras vencer a lo que parecían dos claras excusas antes del inicio, entro 4º a 15" de un podio que estaba a casi dos minutos al empezar a correr.

Moraleja1: nunca te des por vencido.
Moraleja2: lo que no te mata, te hace más fuerte.
Moraleja3: cuando parece que todo es sufrir sin sentido, sigue entrenando con ilusión; la recompensa será más grande cuanto más hayas luchado contracorriente.

1 comentarios:

Eva dijo...

O esforzo de superación pode con todo. Non hai nada máis gratificante que sorprenderse a un mesmo. Ti aínda non te puxeches límites.
Noraboa, tanto pola crónica como por ese 4º posto ;)

Contacta Conmigo

Escríbeme, te contesto rápidamente

  • Rúa Piñeiro De Villestro 38.
    15896-Santiago De Compostela. Galicia
  • Solo Whatsapp: +34 656 914 531
  • antonruanova@gmail.com
  • www.antonruanova.run