SESC TRIATHLON TRAMANDAÍ

SESC TRIATHLON TRAMANDAÍ

SESC TRIATHLON TRAMANDAÍ

Las piernas duelen. El pecho aprieta ante la expansión de los pulmones en su búsqueda de más oxígeno. –“Venga, puedes soportar más sufrimiento, puedes ir más rápido. Es la última competición del año, el último esfuerzo de 2015”-, me autoconvenzo. Estamos a cinco kilómetros del final de carrera. Pero antes, antes de llegar hasta aquí han pasado muchas cosas en esta carrera.

Tramandaí, Rio Grande do Sul. La octava y última etapa del circuito nacional Sesc Triathlon es la de mayor nivel de participantes. El dos veces olímpico, Reinaldo Colucci y el flamante campeón mundial junior, Manoel Messias se unen al resto de profesionales habituales.

Sin mucho esfuerzo ni lucha, me coloco a pies de Chicão Ferreira. Las primeras brazadas me demuestran la confianza con la que me situé en la línea de salida tras cinco buenas semanas de entrenamiento. El agua es oscura. Los pies de Chicão desaparecen y me concentro en seguir las burbujas de su patada. La mayoría de atletas se han ido hacia la izquierda y podemos nadar relajados. Hasta la boya. Nos juntamos todos, peleo la posición pero pierdo alguna posición. Hoy fuerzas y cabeza me acompañan. Adelanto a Toldi para volver a la estela del líder Chicão.

Concentrado en perseguir su espuma, me relajo en la segunda posición. Luce el sol. El río y su corriente (junto con nuestra fuerza) nos transportan hacia la ciudad. Disfruto. Más aun cuando recuerdo el sufrimiento de la anterior prueba en Salvador. Hoy es el día. Uno de esos en los que te sientes poderoso. Quiero desprenderme del neopreno y correr ahí fuera. Ansia. Quiero que empiece el siguiente baile: rock duro sobre las dos ruedas.
Salimos del río. Sólo miro hacia delante pero los gritos del público me señalan que el grupo es numeroso. Descalzos, corremos cuales locos hacia nuestras bicicletas. Empiezo a pedalear detrás del gigante Colucci. Concentración. Empieza el baile. Los cuatro kilómetros del circuito son una yincana de curvas y atletas doblados. Peligroso… ¡y muy divertido!

La primera vuelta es tensa, me toco y apoyo en algún atleta, y rápida. Con varios doblados por medio, se forma un grupo delantero numeroso. Tras el arreón inicial de Colucci, le toca a Chicão. Y a Toldi. Los dos estiran el grupo. Los sigo cerca con Vinuto (el líder del circuito con once puntos de ventaja sobre mí),  Sorbo y Willy. A los ataques en las rectas se une la frenética salida de cada curva. Mis piernas responden. Mi cabeza afianza la confianza del día grande. Respondo a los cambios de ritmo con frescura. El dolor de patas y la incapacidad de Salvador se han quedado en Bahía.

En la tercera de las diez vueltas se acelera la música. Colucci ha escogido pareja de baile. Él y Chicão danzan entre curvas y doblados. Se van a otra pista. Por detrás, Toldi, Vinuto, Sorbo, Willy, Diniz, Messias y yo formamos un grupo de vals. Acompasados pero lejos del frenético ritmo de la pareja de líderes.

Messias abandona por problemas mecánicos y por detrás nos alcanzan Matheus, Queiroga y Monteiro. Éste último acelera nuestro vals en cada curva. No pierdo el paso con el cambio de música. Sigo concentrado. Sufriendo cuando se tensa el ritmo pero sobre todo disfrutando. De la prueba. De mis fuerzas. De mi confianza.

Empezamos a correr a dos minutos de los líderes. Demasiado, pienso, pero lo vamos a pelear. Salgo tercero del grupo pero rápido paso a Sorbo y me uno a Vinuto. No quiero compañías. Cierro los ojos y ataco. Sostenido. Como si fuese una prueba de 1.500 metros. Sé que Vinuto sufre. Pero me aguanta. Un punto más. Se empieza a quedar. Pero lucha y me vuelve a alcanzar. No. Ahora o nunca. Vuelvo a incrementar un ritmo que ya reconozco suicida. Y se queda. Me crezco. La adrenalina me lleva en volandas. Sólo miro hacia delante. Paso la primera de las seis vueltas y me cantan 1:40 de retraso con el segundo. Nadie dijo que iba a ser fácil. Sigo mi baile. Rabioso.

Tercer giro. He pasado el segundo a 1:30 detrás de Chicão. Empiezo a acusar el inicio suicida. Siento el viento de cara que antes ni conocía. El sufrimiento se acumula, pierdo frescura. Y en estas estamos en el inicio del relato. Cinco kilómetros para terminar la prueba, el circuito y la temporada. Me auto convenzo para no caer en un vals y recuperar ese baile rabioso de música electrónica. El pie recobra la reactividad. La cadera sube. La diferencia de 1:15 del tercer giro se convierte en cincuenta y cinco segundos a falta de dos vueltas. Y treinta y cinco segundos en la última. Por detrás Matheus supera a Vinuto. Pero hoy sólo miro hacia delante.

Gana Colucci, intratable. Chicão era tercero en el circuito, tres puntos por detrás de mí. Justo esos tres puntos que me recupera con su segundo puesto de hoy. Mis últimos metros de la temporada son un premio. Choco la mano con el público. Sonrío. Acaricio mi bigote Movember. Y ando. Porque en el último kilómetro los calambres llaman a mi puerta y porque no quiero que se acabe. Cruzo la meta tercero. Disfrutando. Matheus (4º) y Vinuto (5º) cierran el podio.

Vinuto es el ganador del circuito Sesc Triathlon 2015. Seis puntos por detrás, Chicão es segundo con los mismos puntos que yo por su mejor colocación en la última prueba. Tercero hoy, tercero en el circuito. ¿Sería mi última carrera profesional? Eso mismo pensaba en 2013 al iniciar el máster. Y en 2014 al empezar a trabajar en la Oficina Económica y Comercial de España en Brasilia. ¿Y si en 2016 renuncio a una posible seguridad económica por seguir persiguiendo sueños en el deporte?


Muchas preguntas. Apasionantes respuestas. Por ahora quiero disfrutar de un buen año de trabajo y deporte. Lume!

4 comentarios:

Antón Ruanova dijo...

Resultados: https://www.sesc-rs.com.br/triathlon/resultados/2015/TRIATHLON_OL%C3%8DMPICO.pdf

Anjo dijo...

Parabens Anton!!

susobaamonde dijo...

Gratificante comprobar que sigues en la brecha y dando guerra allá donde vas. A pesar de que uno, más que entrenar lo que verdaderamente hace es deporte, confieso que cada vez que leo una crónica tuya me transportas de nuevo a aquellos, lejanos ya, días de competición y revivo sensaciones. No dejes de escribir porque transmites pasión. No dejes de competir porque sino no tendrás de que escribir. Sigue adelante con lo que te propongas, pero no dejes de hacer aquello que te mantiene vivo y cuya recompensa es enorme. Ya sabes, haz deporte!!!.

Antón Ruanova dijo...

Acabas de deixarme "flipado" Suso. Moitas gracias. Competir mantenme vivo, e escribir dame paz. Hai que seguir, que xa sabe Pepe que os bos sempre gañan :)

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