Esa misma noche partimos hacia Lugo. A las 3 de la madrugada nos acostamos soñando con ese título de Campeón de Galicia que mañana se derimirá. Un título que nunca alcanzamos en élite. Un título que nos hace especial ilusión y que trataremos de pelear.
A las 10 en punto suena el despertador. Rápido desayuno y bajo con Patxín (J.M.Vieito) a la zona de la carrera. Se trata de un circuito ya conocido; con buenos recuerdos anteriores y con una carrera a pié algo ratonera, con tramos de cross que tanto nos gustan.
Calentamiento de rigor. Nos enfundamos el neopreno y estamos a las órdenes del juez de salida. Salimos río arriba. Observamos a Uxío que toma la cabeza y me sitúo a sus pies. Otra natación parece que sufro más de lo que estoy habituado. Pasamos la primera boya y adelanto a Uxío buscando imprimir algo más de ritmo. Nuestro "Nineteen" quiere guerra.
Transición con algún que otro problema y ya caminamos encima de la bicicleta. Nos juntamos el trío de cabeza: Uxío, Gomar y yo. Y ante mi cansancio acumulado juego a ser conservador. Queremos que Patxín contacte y poder luchar por ese título por equipos que tanto deseamos. Y en la segunda vuelta Patxín llegó. Llegó acompañado de una treintena de triatletas que convirtieron el final del ciclismo en un pequeño caos. Toques, gritos, pocos espacios y nerviosismo, mucho nerviosismo. Con el ambiente caldeado llegamos a la última curva previa a boxes. Curva peligrosa de 90º en la única bajada del circuito. Veo como delante de mi Gomar derrapa con su rueda trasera. Él es Valentino y consigue enderezarse y proseguir raudo su marcha. Detrás de mi venía Jorge Lorenzo, cuando enfilo la curva siento que me arrolla y voy a parar contra el coche que veía en primera línea todo el espectáculo. No beso el suelo, pero tengo que volver a montarme en la bici y pierdo unos segundos preciosos para la carrera a pié final. Tras la carrera me entero de que este Lorenzo, segundos antes de arrollarme a mi, había hecho lo propio con Patxín, que se tiene que retirar. Adiós al título por equipos y adiós al título individual. Gomar y Uxío caminan muy muy fuerte, y cuando comienzo a correr apenas los puedo divisar. Mala carrera a pié donde al menos puedo remontar hasta el 4º puesto final y 2º sub23. El sueño se ha esfumado... por ahora.
Nos quedan unos últimos días duros, pronto finalizaré mis tareas académicas y podremos descansar y oxigenar algo más cuerpo y mente. Mientras tanto... ¡a currar!
PD: Nuestro Jorge Lorenzo fue el triatleta coruñés Pedro Esmorís. No hace falta decir que lo hizo sin ninguna intención. Espero que se recupere pronto de los golpes.
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