Nuestro periplo por el Down Under tenía parada reseñada para celebrar el cambio de periodo. Ese cambio que tanto celebramos y que tan poco se refleja en esa "nueva vida" que muchos prometen al intentar tragar la penúltima uva. Y si hay alguna metrópoli que se nos venga a la mente por esta celebración es, sin duda, Sydney. ¿Será porque es la primera gran urbe del planeta que lo disfruta? ¿Será por los espectaculares fireworks que iluminan de ilusión a toda la ciudad? ¿O será ese privilegiado enclave donde la Ópera House y el Harbour Bridge se disputan, cuan hermanos pequeños, el protagonismo?
Y nosostros estuvimos allí. Por primera y por última vez disfrutamos de esa fiesta desde su corazón. Cinco horas de pié intentando no ser engullido por una manifestación de millones de personas expectantes de alegrías, son suficientes como para poder querer repetirlas.
Como casi siempre el premio hace olvidar las anteriores penurias. La recompensa fue realmente emotiva. El vídeo poco puede trasmitir de los millones de litros de emociones que por allí circulaban, pero vale para resaltar ese paisaje único que divisábamos desde Circular Q.
PD: cosas de la diferencia horaria; mientras estábamos en pleno éxtasis de celebración, la mayoría de vosotros os disponíais a almorzar; y cuando vosotros contábais concentrados los cuartos de la Plaza del Sol, nosotros nos sumergíamos en el Pacífico en la mítica Bondi Beach.
LEDO ANINOVO 2010!
Antón Ruanova
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