MAS CERCA...

Hace un año fue Australia. Ahora nos quedamos más cerca, cambiamos verano por invierno, tres semanas por cinco días; pero no renunciamos a nuestro tiempo de escapada. El listón era alto, tanto como insuperable para alguien que no se apellide Isinbayeva, pero Hungría nos agració con todos sus encantos.

Los cuatro trayectos en avión nos guardaban una pequeña sorpresa, unas pequeñas 10 horas de retrasos acumulados que forjaron algunas historias graciosas. El vuelo a Budapest se demoró 4 horas. Nuestro amigo Alfred no sabía que hacer, montamos en el avión con un mensaje tranquilizador: -"No os preocupeis, ya pensaré algo"- Al encender el teléfono en territorio húngaro nos llegan sus indicaciones. -"Os está esperando un taxi que preguntará por vosotros. Subiros y os traerá directo a donde estamos nosotros"- En lugar de a las 23h, el retraso nos sitúa a las 3h de la fría madrugada en Budapest. ¿Y dónde nos van a esperar a esas horas?... Pedazo discoteca. Allí entramos Alberto y yo, sin lentillas, sin peinar y con las maletas por el medio de la pista. Unos bailes para entrar en calor antes de retirarnos entre risas.

Al día siguiente fuimos a conocer un pequeño pueblo de la llanura húngara. Más conocido en el mundo que en su propio país. Tiszaújváros es con sus apenas 18000 habitantes una de las capitales mundiales del triatlon. El amor por este deporte se desborda en la semana en la que organizan la Copa del Mundo, pero se puede palpar todo el año como demuestran estos carteles perennes en su parque central.
El invierno es duro por estos lares, nunca superamos los -5ºC, alcanzando los -20ºC. Frío que logra contrastar más si cabe con el calor de sus gentes. Desde el primer momento nos hacen sentir de la familia, desbordando amabilidad y simpatía. Nagyon köszönöm Alfred és Daniel.

Al final de nuestras vacaciones regresamos a Budapest, para volvernos a enamorar de una de las más bellas urbes de Europa. Tres año y medio atrás, cambiando otra vez verano por invierno, había sido fascinado por sus monumentos. Tremendo gusto en cada decoración, incontables edificios escepcionalmente conservados. Se suceden las impresionantes construcciones mostrándonos el poder de esta antigua capital del Imperio Austro-Húngaro. Como necesario para admirar toda su belleza se alza un mirador natural, el Monte Géllert escala desde la orilla del río para dejarnos sin palabras desde sus laderas. Todo ello regado por el inmenso Danubio (ahora con enormes placas de hielo entre sus aguas).                                                      


¡Gracias Hungría!

3 comentarios:

Vicente Hernández Cabrera dijo...

Que bien te lo pasas pitito!! jajaja Aprovecha que es un país muy especial!! Feliz año!! 1 abrazo

Alberto dijo...

q grandes vacaciones!!! hungría es un pais genial, precioso, la gente encantadora (gracias alfred, familia y amigos!!!), y por supuesto, disfrutas estos dias de la compañía de tan buen amigo como antón, inmejorable.

Concuñao dijo...

Concuñao!!!!
¿Cómo te va todo? Por lo que me cuentan y veo intuyo que bastante bien. Me alegro que disfrutarás en el Gellert. Un abrazo

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