El 1 de noviembre empezamos nuestro asalto, ahora sí, al Ironman de Vitoria.
Partimos de un nivel mucho más alto, así que en el
periodo preparatorio general ya introducimos trabajos de velocidad desde el
primer mes.
Diseñamos ahora más claramente una periodificación
inversa, aunque también aplicando ideas de la carga por bloques.
Tras la clara mejora en el agua del invierno pasado,
apartamos un poco del foco de la natación. Nos centramos en ser sólidos en
el agua. Nadar más cómodos a un mismo ritmo más que buscar mejoras de
velocidad.
Nadando sólo un día por semana, tenemos más tiempo (y
energía) para mejorar la carrera y, sobre todo la bici.
En el trabajo de fuerza también avanzamos, con un programa
mucho más específico. Con varios periodos centrados en una correcta
activación y aplicación de la fuerza.
La fuerza específica sobre la propia bicicleta
también tuvo un papel fundamental. Y, viendo el perfil de Vitoria, esta vez
sobre todo realizándola en terrenos llanos y/o rodillo.
Nos centramos mucho en la salud (evitar lesiones,
tener energía mental y física) como paso previo ineludible que nos
llevase al rendimiento.
Por eso trabajamos siempre con margen, asegurando
asimilación óptima de las cargas sin ajustar demasiado fino.
Queremos trabajar a medio/largo plazo. Algo en lo que creo
firmemente. Los resultados no aparecen inmediatamente. Se parece mucho
más a una siembra y, tiempo después, su recolección.
Son los beneficios de poder trabajar con una
persona comprometida que, si todo va bien, entrenaremos juntos durante
algunos años.
No creo en trabajos de sólo unos meses si queremos
construir algo sólido. Al menos no en un deporte de resistencia como es
el triatlón.
Si hablamos de horas, Alex tiene un trabajo de oficina de
algo más de 40 h semanales. Algo sobre lo que partimos para construir su
planificación.
Su volumen medio de entrenamiento este año ha sido de
7,5-8 h. Y la semana de máximo volumen, no llegamos a 11
h (10h47’).
En cuanto a la cuantificación de la carga, decir que
la mayor semana acumuló 768 ECOs.
Aunque nada comparable a la semana del propio Ironman: 1.207
ECOs. Lo que nos da una idea del desafío que supone esta distancia.
Su carga media en el año, fue entre 400 y 500 ECOs.
Habitualmente en un esquema de 3 semanas de carga y una de descarga o ajuste.
Así nos plantamos en la línea de salida de Vitoria. Sin ningún contratiempo reseñable. Posiblemente en el mejor estado de forma de Alex de siempre. Y con muchas ganas.
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