DOS MESES EN SUDÁFRICA

DOS MESES EN SUDÁFRICA

DOS MESES EN SUDÁFRICA

"Corremos, más bien trotamos, por el sendero que discurre paralelo al río. Los árboles nos obsequian con su preciada sombra, tan preciada con los cuarenta grados que hace aquí. A mi lado, conversando tranquilamente, Richard Murray y Jan Frodeno. 

La gente me suele preguntar que por qué me he venido a Sudáfrica. La respuesta está en ese primer párrafo. Tras licenciarme en Economía, en mi cabeza varios planes que se podían juntar en este bello país:
-Mejorar el inglés, no hay mejor manera de hacerlo que cruzando fronteras y sumergiéndose en otra cultura. 
-Entrenar, el verano del hemisferio sur y la concentración de cracks aquí presente, era otro buen aliciente. 
-Aventura, tras varios años posponiéndolo, era el momento perfecto para abrir nuestra mente y vivir una experiencia lejos de mi querida Galicia. 

Acabamos el trote y subimos al piso del alemán, a seguir charlando amistosamente. Estamos en Stellenbosch, pero me remonto dos meses atrás para empezar la historia por el principio. El 10 de Noviembre aterrizaba temeroso e ilusionado en Ciudad del Cabo. En el aeropuerto me esperan Richard Murray y su padre. El pasado Abril, gracias a que Dani Rodríguez había estado en estas tierras, pude conocer a Richard. Dos carreras, Quarteira y Antalya, fueron suficientes para entablar una amistad que desembocó en impagable ayuda para venir hasta aquí. No nos conocíamos mucho, más bien poco, pero desde el primer momento me hizo sentir como hermano. Sus padres y hermanos me integraron como uno más de la familia. Vivimos en Durbanville, en una tranquila casa en una pequeña ciudad residencial. -"Si quieres trabajar, vete a Johannesburgo. Si quieres vivir, tu sitio está en Ciudad del Cabo"- me advertía el padre. Rápido lo pude comprobar: buen clima y vida relajada son ingredientes de la vida en esta región. 

Pero no todo son rosas, los primeros momentos nunca son fáciles. El idioma es una gran barrera. Alguien que presume de sociable como yo, vive situaciones frustrantes al no saber expresarse o al no poder seguir una conversación. Me vuelvo tímido. Pero es el comienzo. Poco a poco el oído se va haciendo, las palabras aparecen y la vergüenza vuelve a esconderse en un cajón. 

Hubo otro punto complicado. Estirando mi temporada hasta diciembre, pude competir en las tres últimas pruebas de las BSG Energade Triathlon Series. Bueno, más bien arrastrarme. Mi ya baja forma solo me alcanzó para ser 7º, 5º y nuevamente 7º. Pero pude viajar por el fantástico país y adentrarme en unas series de triatlon realmente profesionales. Casi sin darnos cuenta, llegan las merecidas vacaciones. Días de turismo y relax. Y aparecen las navidades. ¡Qué raro se hace ver los típicos adornos de esta época mientras se pasea en camiseta y chanclas! Pero a uno que le gusta el calor, no le resulta difícil aclimatarse. 

Estos días nos muestran costumbres diferentes a las que estamos acostumbrados. No celebran la cena del día 25 de Diciembre; la comida familiar es el 26, previa entrega de los regalos. Aquí no conocen a los Reyes Magos. ¿Y el último día del año? No hay reunión familiar, ni cena, ni uvas. Simplemente es una noche donde la gente sale de fiesta hasta el amanecer. 

El tiempo pasa rápido. Las vacaciones se van esfumando, poco a poco recuperamos la rutina de los entrenamientos. Para ello, Richard y yo nos mudamos a Stellenbosch. Pero esto ya es historia para el próximo capítulo."

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