Piensa en algo agradable. Sí, esos deliciosos "jugos" naturales de frutas exóticas que cada noche degustamos antes de cenar, vale. Poco dura su efecto placebo. Me encanta el agua caliente, pero los 30ºC del Pacífico y el fuerte ritmo de Aurelien Raphael (FRA), me hacen sentir incómodo. Por una vez hasta deseo que llegue la agonía de correr por la arena para iniciar el segundo giro de natación.
Había hecho los deberes llegando 4º a la primera boya. Para ello había corrido con fuerza por la arena antes de zambullirme en el mar. Y sabiamente me había movido desde el flanco central hacia la punta izquierda en la que el francés se destacaba, arrastrándonos a varias triatletas a su estela. Voy sufriendo por ritmo y calor, disfrutando por saber mi privilegiada posición entre los mejores nadadores.
Segunda vuelta. Dejo pasar a Knabl (AUT) y Barraza (CHI). Por fin me relajo, siento que nado largo. Por poco tiempo. Se acerca la transición. Y la sauna. Cambiamos los 30ºC del agua por los 35ºC de ahí fuera. Cambiamos gorro y gafas por casco y bicicleta. Seguimos mojados, del mar azul turquesa a un mar de sudor que ya acaricia nuestra piel.
Comienzo a pedalear en cabeza. Un repecho y su bajada. Giro para volver a subirlo. Y bajarlo. El grupo es numeroso; la gente se mira con respeto ante lo que nos espera. El falso llano hacia arriba termina en el matadero. 300m de pared al 18%. Plato pequeño, empiezo sentado con pedaleo alegre para acabar de pie atrancado, tirando de riñones. Arriba respiro. Ya está, "solo" quedan siete pasos.
El miércoles tuve mi bautismo en la mítica cuesta de Huatulco. Cinco series con los amigos argentinos Taccone y Tellechea llegan para torturarme. -"No te quiero ver más, hasta el domingo"- le dije a la maldita subida. Y así fue, salvo alguna visita fugaz que me hizo en sueños. Quiero decir, pesadillas.
Giro en el pavé. Cuarto y úlitmo repecho que enfilamos antes de la bajada reina. ¡90km/h botando sobre sus baches y asfalto rugoso! Para valientes. Así llegamos hasta boxes. Vuelta a empezar. "Solo" quedan siete vueltas.
Raña se escapa con Ventura (POR) Cabeza fría. En mi mente retumban las palabras que más me repetían antes de salir: es una carrera de supervivencia. En la siguiente cuesta-de-la-muerte los neutralizamos. Corono entre los cuatro primeros de un grupo que sigue perdiendo integrantes. Alguno ilustre, como el olímpico Grajales (MEX). Al tiempo que otros entrarn: Parienko (RUS), y Taccone y Tellechea (ARG) demuestran su podería al recortar los 50" de desventaja con los que iniciaron el ciclismo.
Raphael (FRA) inicia su aventura en solitario. Por detrás, sin llegar a unirse, también sale Taccone. Y Facchinetti (ITA), al que más tarde cogemos. La cuesta-de-la-muerte se me hace cada vez menos dura. Ni rastro de las penurias que me regaló el miércoles. Corono siempre guardando un punto en cabeza, buscando algún corte de al menos cuatro o cinco integrantes. Cada giro la gente se retuerce más, yo le voy cogiendo el gusto. Sello la paz, ya no eres más de-la-muerte. Disfruto retorciéndome sobre la MASSI empapado en sudor sobre la extraordinaria pendiente.
Casi 1h30 de carrera. Boxes. Empiezan los 10 km de carrera a pié. Por unos eternos segundos no puedo respirar. Agua congelada que los voluntarios nos entregan en cinco puntos del circuito resbala por mi piel perennemente empapada. Benditos segundos antes de volver a la sauna. Seguimos. Sufriendo. Huatulco es sobre calor, cuestas, sudor y sufrimiento. Ataco en la primera bajada. Me lanzo a por la cuarta plaza. Al momento observo que hice daño. También a mi. Pequeño vómito que me recomienda levantar el pié. Así formo un grupo con los brasileños Matheus, Carvalho y Pimentel, y Sarmiento (MEX).
Parienko (RUS) lanzado a por lo que es su primer triunfo en una Copa del Mundo. Taccone (ARG) aguanta extraordinariamente la 2ª plaza. Mientras que el héroe local, Perez (MEX) vuela hasta el bronce. Tras rebasar al francés y quedarse Sarmiento, corro entre los brasileños, del 4º al 7º. Hasta que Matheus se va. Carvalho lo intenta. Fatiga. Calor. Sudor. Me quedo con Pimentel. Vamos, solo 2 km más. Es cuando miro mi pulsera verde. Esa de los días de sufrir de verdad. Esa que resuena en mi mente: "nadie dijo que iba a ser fácil". Ataco. Alcanzo a Carvalho. Se queda. Pero Pimentel aguanta. Me pasa. Me ataca. Cierro los ojos, lo poco que podían permanecer abiertos. Se me va. Y veo la meta. ¡Sí! Brazos arriba. Gesto de rabia. ¿Qué hay cuando traspasas la barrera del sufrimiento? Calma. Mucha calma. Cruzo la meta en una nube. Ruanova 6º en la Copa del Mundo de Huatulco. Sí, no se si exactamente igual que como en aquel sueño, pero esta realidad ya la había soñado. Lloraría, gritaría, saltaría, pero estoy en paz. Estoy en calma. ¿Será el esfuerzo? ¿Será la satisfacción? ¡Viva México cabrones!
1 comentarios:
Bravo Antón!
Gran crónica y gran resultado, desde Barcelona te leemos y te seguimos.
Sergio
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